El día que murió la música
- indiesoundmx
- 23 jun 2020
- 4 Min. de lectura
Si bien el día 3 de febrero fue un día muy obscuro para la música, y para todos aquellos seguidores del rock que tanto influyó en 1959. Así es, estamos hablando del brutal accidente de aviación donde 3 grandes de la música lamentablemente perdieron la vida.
Se trata de Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper quienes estando en plena gira por Estados Unidos. El accidente fue conocido como "El día que murió la música" por la canción de Don McLean «American Pie» (1971).

Después de tocar en Clear Lake, Iowa, Buddy Holly decidió alquilar un avión el cual tenia como destino en Moorhead, Minnesota. Los cambios climatológicos (si, hacía un chorro de frío) fueron un factor importante para que tomaran una decisión y volar hacia su próximo toquin, bueno, pues The Big Bopper, quien tenía gripe, tomó el lugar de Jennings en el avión, mientras que Tommy Allsup perdió el suyo con Valens en un águila o sol. (si, el clásico juego para tomar decisiones inesperadas) después del despegue, tarde en la noche y en condiciones climáticas adversas, el piloto perdió el control de la aeronave, un "Beechcraft Bonanza", y se estrelló en un campo de maíz a seis millas del aeropuerto; no hubo sobrevivientes, lamentablemente. :(
Buddy Holly era el más exitoso en ese momento, nos dejó temas que hoy son clásicos del rock, como “Peggy Sue”, “Let’s play house”, que Elvis Presley interpretara magistralmente para ser retomada en 2009 por la banda de rockabilly Alligators y en español por Los Gallos, y hablando de rockabilly no podemos dejar de mencionar “Blue days, black night”, una pieza extraordinaria del género como hasta ese momento sólo se le habían escuchado a Carl Perkins o Eddie Cochran; y qué decir de “Baby I don’t care”, que después, en voz del entrañable Toño de la Villa, Los Locos del Ritmo interpretaran bajo el nombre de “Nena, no me importa” en el disco “Rock!”.

Y no hay que olvidar un gran temazo, "Oh boy" donde podemos escuchar la gran creatividad de Holly, y que también fue el primero en grabar con una orquesta en 1958.
Otro músico que murió en esa avioneta era otro texano, Jiles Perry Richardson, quien dada su estatura y complexión adoptó el nombre artístico de The Big Bopper cuando trabajaba como programador en una estación de radio, donde compuso algunas canciones hasta que fue descubierto.

Su más grande éxito, “Chantilly lace”, se compiló junto a otros temas en el disco “Hello baby! The best of The Big Bopper, 1954-1959”, en el que se da cuenta del extraordinario talento de este músico que, sin duda, tomando en consideración la nitidez de su música y su calidad vocal, más enclavada en el rockabilly e incluso en el country, murió demasiado pronto.
Big Bopper, sin duda alguna, era un gran músico, y sin embargo nos dejó un pequeño legado en su música. Hoy lo recordamos con esta rolita.
Por último tenemos al músico que perdió la vida tan joven y que estaba alcanzando el éxito de manera exponencial. Llevaba una carrera musical de 8 meses y tan solo 17 años de edad.
Ricardo Valenzuela, o mejor conocido como Ritchie Valens, dejó una herencia que, más que prolífica, es rica en influencia sobre los músicos hispanos que le sucedieron, pues por ejemplo, en la balada “Stay beside me”, se nota de manera muy temprana lo que sería el pachuco soul de los 60 y 70, esa variante del soul hecha por músicos de ascendencia mexicana en el este de Los Ángeles y que vendría a permear a la música chicana de los 70 y los 80 con gente como Little Joe o Freddie Fender. Hizo una de las mejores versiones que un rocanrolero haya hecho de “La malagueña”, en la que pone de manifiesto su aún no totalmente madurada calidad como guitarrista. Pero si de fuerza en Ritchie Valens hablamos, es imposible no dar un repaso a “Come on let’s go”, excelente rock and roll grabado en 1958 con un blues de nombre “Framed”.
Y bueno, claro que no podemos omitir su versión de “Boney Maronie” (original de Larry Williams y conocida de este lado del Bravo como “Popotitos”), o de “Summertime blues”, de Eddie Cochran. Aunque en la memoria colectiva permanecen la que le compusiera a su novia, “Donna”, y “La bamba”, el son jarocho que lo catapultó hasta la estratósfera, con lo cual abrió oficialmente la puerta para que los rocanroleros hispanos en Estados Unidos se manifestaran con mayor libertad en una época en la que, además de la esplendorosa rebeldía de los adolescentes de los 50, aún imperaba una gran polarización racial. Pero precisamente por esa rebeldía juvenil fue que se rompieron muchos tabúes, pues basta recordar que un guitarrista negro como Chuck Berry puso a bailar a los blancos y que Elvis Presley tomó enormes dosis de blues para dar forma a lo que en adelante sería el rock and roll.
En fin, quizá ese 3 de febrero no murió tanto así como la música, pero la fatalidad sí nos privó de ver explotado todo el potencial de esos tres enormes talentos que tenían un camino musical enorme. Sin embargo los recordamos por tan bellos temas que nos llegan al alma.
Comments